Abuelo

Querido abuelo Carlos,

Hoy te escribo con el corazón abierto, lleno de emociones profundas que vienen desde tu historia y desde la mía. Te recuerdo con claridad, con esa mirada cargada de nostalgia, que se volvía aún más intensa cuando hablabas de tu madre, de tu patria, de todo lo que amabas. Recuerdo tus lágrimas, ríos silenciosos que contaban la historia de una guerra que marcó tu alma. Te vi llorar, y comprendí que viviste algo inmenso, algo que dejó huella.

Hoy pienso en mi hijo Ale, que está por cumplir un nuevo ciclo. Estoy considerando la posibilidad de que estudie en Irlanda, y al pensar en eso, sentí una ola de emociones que me llevó directo a ti. El mundo actual también refleja tensiones, conflictos que resuenan con ecos del pasado. Lo percibo, lo siento en el cuerpo y en el alma.

Gracias a ti, llevo esa sensibilidad que me permite ver con claridad. El presente me invita a actuar con conciencia, con amor y con sabiduría. Todo lo que tú viviste sembró en mí una mirada profunda. Agradezco ese legado, porque me acompaña al tomar decisiones importantes.

Hoy, al pensar en el futuro de mi peque, me siento presente, despierta y amorosa. Estoy aquí para acompañarlo, para sostenerlo, para brindarle raíces y alas. Si él decide vivir esta experiencia, lo hará con el corazón lleno de amor, con herramientas, con comunicación constante, con apoyo emocional y espiritual.

Te agradezco profundamente, abue. Tu historia vive en mí como una guía. La vida que construiste dejó huellas de fortaleza, resiliencia y amor. Hoy transformo ese legado en protección consciente, en presencia activa, en confianza en la vida que sigue su curso.

Te abrazo a través del tiempo y el espacio. Eres parte de mí, y también eres parte de lo que elijo crear para el futuro. Mis hijos caminan sobre un puente hecho de historia, amor y claridad. Ah y gracias por la calma y las bendiciones. Extrañaba verte.

Con todo mi corazón,
Armandina 

Entradas más populares de este blog

day 4 part 4

words - palabras

What I've done