Carta a mi energía masculina

Querido Masculino Interno:

Me cansé de correr tras lo que no me sostiene.
Estoy cansada de los empujones disfrazados de cariño.
Me resulta inútil una fuerza que llega tarde a reparar lo que rompe.

Hoy me paro. Me levanto. Me elijo.
Y te elijo también, pero distinto.

Te veo como esa fuerza presente, firme, respetuosa, y enraizada.
Te quiero como guardián.
Te quiero como compañero, si perseguimos logros que sean juntos, olvídate de andar protegiendo tus máscaras.

Me muevo hoy porque siento el llamado de la Tierra y el pulso del cielo dentro de mí.
Y si tropiezo, puedes ayudarme.
Y observa cómo me levanto, sin drama, sin miedo, con toda la dignidad de quien ha aprendido a sostenerse desde adentro.

Gracias por estar.
Pero ahora, te quiero transformado.
Sin imposición, ni caos disfrazado de impulso.
Ahora quiero en ti lo que merezco de fuera:
claridad, dirección, verdad y presencia.

Aquí estoy.
Parada.
Lista.
Entera.
Con calma.
En amor.
Con todo.

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