Papá, ahora camino tranquila

Papá,

Te vi en mi sueño, como tantas veces te sentí en la vida:

Llegando, sin verme,
y marchándote con ese gesto que me hacía pensar que yo había fallado.

Y por un segundo, esa niña dentro de mí
quiso levantarse a correr…
a buscarte, a explicarte, a justificarse.

Pero me quedé en mi lugar.

Esta vez me quedé conmigo.
Esta vez, elegí mi cuerpo.
Mi necesidad.
Mi proceso.
Mi tiempo.

Y fue soberanía.
Fue respeto.
Amor propio.

Porque ahora entiendo que yo también merezco ser esperada.

Que mi valor no está en la rapidez con la que salgo a cumplir, sino en la presencia con la que me quedo para sentirme.

Solté el tener que merecer tu mirada a cambio de traicionarme.

Dejo de apurarme para alcanzarte para sentir que me quieres al correr tras de ti.

Si de verdad querías verme, tú podías moverte tú podías esperarme, tu podías quedarte.

Hoy te suelto desde el amor,
pero también desde la verdad.

Te quito el poder que te di como mi juez desvanezco todo lo que me pesaba de ti como sombra.

Rompo todas las creencias que me diste de que tenía que ser la más rápida, la más fuerte, ir siempre por mi objetivo y "cazar", suelto tú ritmo, tus cargas, tus enojos, tus juicios.

Ya entendí que tu prisa era tu forma de evitar mirar lo que dolía. Y también lo hice así. Muchas veces. Huyendo igual que tú, tras el supuesto mejor escenario...

Yo tuve que decidir un día entre seguir persiguiendo a alguien que amo y elegirme a mi. Y me estoy viendo y me estoy dando
Atención y me estoy sanando.

Yo espero ahorra por mi, por mis tiempos por mis decisiones por mis anhelos por mis sueños y voy resolviendo de a poco sin cansarme más por nadie.

Papá… Gracias por ser la fuerza que me trajo a la vida, ahora el permiso de vivirla me lo doy yo.

Con amor, libre de culpas, tu hija, que ya se queda con ella como prioridad 

Blanca Armandina 

Entradas más populares de este blog

day 4 part 4

words - palabras

What I've done